Estudiar una lengua extranjera es sinónimo de estudiar su cultura, sus manifestaciones, su historia, su geografía, en fin, una serie de aspectos que constituyen al país en cuestión.
Por eso si usted ha tomado la decisión de estudiar una lengua como el portugués, turco, holandés o ruso pues indague en las costumbres de ese país donde ella se habla. Entre a la biblioteca de su comunidad y empápese de la historia de cada uno de ellas. Puede empezar por saber a qué rama pertenece tal idioma; cuáles fueron los primeros dialectos que se hablaron antes de conocerse con el nombre que en la actualidad manejamos; cómo fue el pueblo que habló esa lengua. La historia de todas las culturas siempre se va a mostrar atractiva para nosotros porque estas están contadas con mitos, leyendas, epopeyas y anécdotas propias de cada país. También haga hincapié en las producciones artísticas de esa lengua, si usted es una persona que cultiva el arte o simplemente siente una gran atracción por él, sería interesante que busque información al respecto: ¿alguna obra de la literatura universal se escribió en esa lengua (como en el caso de la Divina Comedia de Dante que se escribió en toscano, por ejemplo?), o preguntarse si algún pintor, escultor o poeta inmortalizó su obra a través del uso de este idioma.
Toda la información que recopile le ayudará a estudiar con mucho más empeño el idioma que ha decidido aprender. Una lengua es una producción humana, la más compleja, es el descubrimiento más trascendental que ha hecho el hombre en pos de su humanidad. El lenguaje es la manera más particular y propia que tiene el ser humano y por ende nos diferencia de los demás seres existentes sobre esta tierra. Aprender un idioma, no es sólo llevarse a la boca diferentes fonemas, concordancias gramaticales o tener ventajas sobre el compañero, la hermana, el amigo o cualquier persona o situación particular, sino, es adquirir una suerte de conocimientos mayores, conocimientos que lo colocarán en una situación de ventaja frente al otro. Pero no para ningunearlo, sino más bien, para entender su otredad, su diferencia, su particularidad y sobre todo encontrar en él, aquel otro que también aprende, que también posee un lenguaje con otra cultura y diferente miramiento de las cosas. Aquel que disfruta de las producciones universales de los hombres, que nunca son alguien en específico sino que pertenecen al patrimonio de todos los seres humanos. Ese otro, claro que es usted y pertenece a todos los que nos dedicamos, y particularmente, gozamos con el aprendizaje de una nueva lengua, es decir de una nueva cultura que llega a nuestras manos y la tocamos, comprobamos, acariciamos y también masticamos. Y todo eso nos hace más universales, más seres-en-el-mundo, como diría Heidegger, seres con existencia histórica, seres de compromiso y autenticidad.
Si ya tomó la decisión de estudiar una nueva lengua, no dude en consultar cualquier herramienta que esté a su alcance para que logre el aprendizaje de esta: tiene la internet, la biblioteca de su comunidad, la universidad, el cable, en fin, ahora las tecnologías de la información están en cualquier parte. No desperdicie la oportunidad de aprender mas allá del idioma, una nueva cultura.
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